Yo
transmuté mi cuerpo en tu tintero,
y diluí
mi sangre en tinta,
para sentirme renacer Poeta,
bajo la sintonía de tu voracidad añeja,
Tú
viertes el acido a mis venas,
veneno sin el texto
de un adiós postrero,
preñaste de dolor mis letras,
anticipando el parto,
del punto final que ya no espero.
NOEMÍA
17-05-2011
10:54 p.m.
No hay comentarios:
Publicar un comentario