LA SOLEDAD EN LOS CRISTALES
En la angustia incisiva del destiempo
A tajos certeros, fenece mi alborada,
Expiando la osadía de profanar
El templo ajeno de tu cuerpo,
Abasteciendo de caricias
El silente de sus labios y su alma,
Que jamás a la mía dijo nada
Igual que los espejos,
Agonizando poco a poco sin reflejo
Soy mujer que arde en los ocasos,
Y en las eternas madrugadas,
En que la soledad sin compañía
Se filtra en la ventana de su dermis,
Apagando su entraña con la lágrima,
Gota que descansa en mano varonil lejana
Prisma triangular de su pasión,
Vitrales incoloros de deseo
Que no transmiten nada y aún así,
Te he amado
En la furia de la tempestad que me abandona,
Dejándome invisible, sin mí
Como sombra de luna en frente de alborada,
En la que nunca llegó
Mi oración de amor a tu regazo,
Y hoy, más te amo
En tu letargo involuntario,
Que borra mi esencia de tu historia
Lienzo de olvido
Hilvanado por arañas,
Caprichos insolentes del destino
Que obligan a la secuela de los daños,
A difuminar tu amada imagen,
De las frágiles esquirlas
Que se incrustaron en mi vida y en mis años,
Al estrellarse la esfera translúcida
De los oníricos anhelos
Por un amor idealizado,
Aunque la memoria se revele inexorable
Y sólo sea la soledad
Lo único que reflejan los cristales.
NOEMÍA
10-04-2011
02:40 a.m.
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