POLVOS DE CONCIENCIA
La gran ciudad dormita en su rutina
Las esquinas de deseo, incendian sus aceras
La gente que camina se hace abstracta,
Preñando su amargura de fracasos,
La risa del experto, se mofa del incauto,
Que baña su pasión en aguas cristalinas,
Y aquel anciano que digiere mariposas
Sacude el polvo, en los despojos de su vida,
Así que el amor inmaculado,
Observa consternado en su atalaya
A la efímera pasión y su liturgia,
Transida viajera, que agobia vidas con su posma,
Única admonición a la insolente,
El amor cual espartano,
Hace calmar el fuego de los dogmas,
Y peina mis cabellos con la calma que arrebata,
Más yo, sucumbo ante el iris transmutado del extraño
Etérea confusión, que no alimenta el alma,
Que poco queda ya del roce de tus manos,
Y del bosque en que pernoctan las miradas,
Seguiré diluyéndome en el té de los ocasos
Si me encuentras, aleja con firmeza tus pisadas.
NOEMÍA
29-05-2011
7:11 p.m.
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