viernes, 20 de mayo de 2011

INTUICIÓN Y CONCIENCIA EN POESÍA














INTUICIÓN Y CONCIENCIA EN POESÍA
El acto de la creación poética ha pasado siempre por ser un misterio, un acto ritual compuesto de cábalas y cifras mágicas. Esto, al menos, ocurrió hasta el romanticismo europeo, que murió oficialmente cuando Baudelaire publicó su libro  Las flores del mal, en 1857. Baudelaire preconizó una estética literaria basada en la absoluta conciencia del poeta frente a los elementos artísticos del poema, a saber, las palabras. Desde entonces, dos tendencias ha habido, y sigue habiendo, para explicar el acto de creación poética. Por una parte, hay quienes sustentan que la poesía es un puro ejercicio de intuición en el que nada tiene que ver la facultad racional y discursiva del hombre; el poeta sería algo así como una antena receptora de los mensajes de alguna divinidad instalada en el interior del poeta mismo, y esta divinidad actuaría al modo del célebre “demonio” de Sócrates, que le musitaba al oído siempre la palabra justa. El poeta se dejaría llevar por este impulso cuasidivino, y sería un endiosado, literalmente un entusiasmado (en –Zeus).
 Pero por otra parte, hay quienes no creen en mensaje misterioso alguno, ni en endiosamiento, y lo confían todo a la conciencia creadora. Una conciencia que no admite contemplaciones, porque se erige en rectora máxima de todo el acto poético, y descarta, por inválidos, todos los productos literarios (así sean estética y objetivamente bellos) que no hayan sido productos emanados de la más rigurosa conciencia literaria. Se toma al poema como un terreno artístico compuesto de piezas que la conciencia del artista debe disponer según las leyes de armonía y composición, como en una partitura.
 Es la actitud clásica de un Paul Valéry, de quien es célebre la frase según la cual él no tenía cariñó ni aprecio alguno por los versos que se le ocurrían espontáneamente, sino por aquéllos que su conciencia había trabajado largamente.
 Se trata de dos posiciones extremas. Ninguna de ellas tiene enteramente la verdad, y ninguna de ellas dice de un modo  completo lo que realmente ocurre en el acto poético. No se trata, para llegar a esa verdad, de asumir una posición ecléctica, con un poquito de una y otro poquito de otra. Se trata, a mi juicio, de comprender que tanto la intuición, en lo que tiene de gratuito y espontáneo, tiene tantos fueros en la creación poética como la conciencia artística más refinada y racional. Toda poesía es sentimental, tiene una base vivencial que se agita en las diversas zonas psíquicas del poeta, especialmente en su preconciencia y en su inconciencia. La conciencia artística no puede rastrear ese fondo sentimental sin la ayuda de la intuición. La intuición opera fulminantemente, como una especie de rastrillo de las profundidades, y arranca del fondo del poeta una serie de materiales que pueden ascender en estado bruto, pero también pueden ascender en forma de versos, de expresiones ya hechas. Las que ascienden en estado de “poesía bruta” (y la expresión es de Valéry) deben, por supuesto, ser sometidas a la más rigurosa conciencia artística. Pero esa conciencia, por más rectora que pretenda ser, debe comprender que la intuición puede extraer de nuestras zonas no conscientes vivencias ya estructuradas artísticamente. Freud había dicho que el preconsciente está compuesto de restos mnémicos, impresiones auditivas y visuales que constituyen un lenguaje; y Lacan ha dicho que “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”. De rescatar ese lenguaje se encarga la intuición. La consciencia artística interviene para pulimentar, disponer, de acuerdo a estructuras literarias, evitar repeticiones y excesos. Pero no debe creerse, por lo antes dicho, que se trate de dos facultades diferentes. El acto creador es único, y la facultad creadora también es única. Sólo mediante el análisis podemos separar lo que, en realidad, es una perfecta y misteriosa unión.
 DE: TEORÍA POÉTICA POR LUDOVICO  SILVA
ELIZABETH CONTE     POETA    CONTEMPORANEA        VENEZOLANA

LUDOVICO SILVA    POETA, FILOSOFO Y ENSAYISTA , MI FAVORITO VENEZOLANO

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