Te has convertido en dueña de la vida
Mezclándote en las venas, con el cause
De la sangre, veneno inexorable, impío
Navegante, que va secando y asesina
El cuerpo es ambrosía de tus antojos
Los sentimientos, anillo con brillante
Con el dolor te maquillas ambos ojos
Y transmutas los anhelos en despojo
Dominas los placeres, lastimas vanidades
Calmas tu sed con lágrimas de almohada
Esclavizas la noche a tus besos hilarantes
Y bajo tu pie la retórica del buen amante
Más no te enamores del corazón doliente
No te desveles, como eterna compañera
No acaricies labios con tu lengua hiriente
Y no derrames hieles gélidas en primavera
Decretado; Algún día, serás la eterna ausente
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