domingo, 19 de septiembre de 2010



ESPERANDO
Al momento en que lo vio, se perdió  del entorno que habitaba.  Quedó cautiva de su imagen,  atrapada en su personalidad y se fue desnudando poco a poco en ese instante, de las vestiduras que cubrían los recuerdos de su experiencia pasada.   Le puso llave al corazón, para que nadie más entrara, la envolvió con la razón  y  se fue lejos a tirarla.
Tomo la silla de la esperanza, cómodamente en ella se sentó,  mientras le iba conociendo,  muchas veces su asiento tambaleaba y ella no lo abandono.  Puso a sus oídos el algodón de la ilusión,  vendo sus ojos con la tela del amor que fue creciendo fuerte en ella,  para no escuchar lo que escuchaba y para no ver lo que observó.
Calmaba su sed de ser correspondida, con el hielo que cubría  los sentimientos, de quien la cautivo, las veces que él la lastimaba con su indiferencia, ella  sonreía,  aunque llorando estuviera su enamorado corazón. 
Las distantes tardes que juntos disfrutaban, sumergidos en la vorágine de la pasión,  dejaban su presencia en el lecho, delineaban en sus sabanas con tinta indeleble,  la figura varonil y arrogante, que posee el dueño de su alma, de su cuerpo y de su amor.
Por las noches revivía los momentos que tanto disfrutaba, ahí  en donde dormía sola porque él, con ella nunca se quedó,  la abrazaba siempre la soledad,  haciendo escarnio de la ausencia del seductor,  que tomó posesión de todo,  incluyendo él virginal  aposento, que  en el pasado nadie  mancillo.
 Eran siempre esos momentos los que impedían que abandonara su asiento, seguía empeñada en alcanzar algún día,  los sueños que al conocerlo, su idealismo se formo,         creyó que el hielo se iba deshaciendo y en esa agua muchas veces se baño, la tomaba entre sus manos y  con ella regaba el jardín, vasto  en flores de ensoñación.
Y la razón muchas veces regresaba, pero ella el acceso le negó,  le recordaba que muy lejos la había tirado y más se aferraba a la silla, para esperar lo que nunca llegaría.  Consciente estaba de ello, sin embargo lo evade, lo ignora y solo l e quitaba la venda a sus ojos, para mirarlo y aumentar el amor que sintió por él desde el día en que lo conoció.
Destapaba sus oídos para  escuchar lisonjas de ternura que él le musitaba, con  ellas  alimentó   sus sentimientos, los fortaleció. Su amor construyo un altar para colocarlo convertido en su DIOS.  
Vivió adorándolo,  esperando entrar en su vida y en su corazón, para  compartir sus días juntos, para cohabitar con el dueño de su amor, así fue pasando el tiempo, engañándose con las delicias de sus furtivos encuentros,  pensando que él  ya  le  correspondía y le otorgaba su amor,  creyendo que llegaría a  vivir a su lado, de su silla no se levantó, muerta en vida quedo ahí  esperando y esperando perennemente sentada se quedo.


NOEMI
12-09-2010
10:00  P.M.
http://www.youtube.com/watch?v=sWNUzIAVsTU

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