PARTO
en su
blanca palidez de cera,
en su
océano interminable
de
silencios y de asfaltos,
si, ¡estoy
adentro!
afuera, me asfixian los desiertos de tu alma,
me
ahogo en el mar de mis derrotas,
de mi
angustia y de mi llanto,
castigo
impuesto por mi Oráculo,
y
siguen los pájaros cantando
y
siguen en el mar las caracolas,
la
luna sigue en su labor de parto,
he de
prepararme para la expulsión
es
difícil dejar un vientre cálido,
bien sé,
que los espíritus de cristal
no resisten
tanto, se cuartean internamente
aunque
luzcan impecables al mirarlos,
¿Por
qué se acercan al falso Dios de los encantos?
¿Por
qué mendrugan atención y ópalos?
¿Quien,
quien los ha opacado tanto?
veo
una falsa luz a la entrada de este vientre,
tengo
que acudir a ella,
¡Ya
lo sé, tengo que nacer de nuevo!
arropada
por mi perenne soledad,
arena
y mar
han
sido sentenciados.
15-06-2014
05:20 P.m.
Poema que con bellas metáforas e imágenes evoca lo incierto y la duda que la tenue luz de la incierta y mutable Luna interpretan. Hay auténticas joyas como: "Arropada por mi perenne soledad,--arena y mar--han sido sentenciados" Es sorprendente y efectivo pero debes recordar que hay un batracio que desea que nunca estés sola!!
ResponderEliminarQuerido poeta, siempre dando vida a este espacio con sus invaluables comentarios, gracias. Lo único que recuerdo es que un lejano sol ilumina
Eliminarmi vida, no se aleje poeta, cariños y besos