ECOS
INTERNOS
Aún me
pierdo en tus ojos de pretérito,
en tu
boca de diamante
en tu
carne amortajada,
¡Esa,
la que fue mía tantas tardes!
¡Esa,
la ultrajada por cobarde!
y suspiro tus delicias,
anhelo
tus chantajes
tus
manos de poeta,
tus dedos
en la espalda
dibujando
mi silueta,
tu enhiesta
potestad
en mi
sexo humedecido
ansioso
de esperarte,
la
sombra añeja del instante poseído
cubre
tu dominio y lo derrota,
en mi
mente se desposan
el
cuervo y la paloma,
he
desayunado asida del recuerdo
bebo
tempestades,
ácidos
deshielos confundidos,
más
no, no te lo imagines
sigo
lapidando las lisonjas
sigo
vomitando las injurias,
ecos silenciosos
de mi libido.
19-12-2012
05:30 P.m.
COMO DE COSTUMBRE UN GRAN POEMA!!
ResponderEliminarSu comentario me honra, cariños
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