ANTÍPODAS ETERNOS
Tantas veces me pregunto
con eco de pintura en sepia,
quien está muriendo lento
yo que me muero de tristeza,
o tú que te mueres en tu cuerpo,
pretérito amante apasionado
los claustros internos de mi alma,
la aprisionan devastando tu figura
girones de ladridos, perdidos en la piel,
tomando la mano del espectro feliz
de la pasión que nos besaba,
ellos rondan el granizo de los seres
que ya no aguardan nada,
como imaginar el oro fundido de tu espalda
no creo en el desgajamiento de tus dedos,
ni en la muerte de la luz de tu mirada,
y cambio la poca energía de mi presente
por dos gotas de cristal del Tíbet de tus labios,
que me preste Teresa su bondad
para entrar en tu sangre congelada,
deseo confluir tres minutos en tu mente
que mis manos vueltas fuego,
incendien con sapiencia elemental
el mal que devora sin piedad
la anarquía de tus ocasos,
de que me sirve la alborada de la vida
si ya no puedo perderme entre tus brazos,
y pregunto cada noche desvelada,
al noctambulo perdido
que atesora el silente de tus pasos,
si el recordarme interrumpe bruscamente,
la perenne calma del fondo de tu océano
así como interrumpe la alegre primavera
el albo color de las nieves en invierno,
inevitablemente todo muere,
todo se pierde en el negro color
del infinito eterno de los tiempos,
así moriremos tu y yo
antípodas amantes de lo incierto.
NOEMÍA
09-06-2011
09:03 p.m.
No hay comentarios:
Publicar un comentario