DESHABITADA
Casa de piel con hueso, el tiempo inclemente
te marchitó con su agridulce beso
desús, el destino dio sus huellas imborrables
obscena substancia, hiel espeso
y aún desprendes aroma de fruta del cerezo.
Alma de cristal cubierta con diáfano diamante
escuchas el murmullo del jazmín
observan tus ojos la caricia de pájaros errantes
deshabitada del amor necesitado
eres templo concurrido de perpetuas soledades.
Abrazó tu fe invidente, boca vasta en falsedades
oscuridad iluminada con tu credo
eres navegante frágil de olas iracundas, en mares
desterrados del albor sincero
deshabitada de odio, eres vida en estertor muriendo.
NOEMI
29-10-2010
9; 30 p.m.
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